-
No
tengo ganas de líos. Yo nunca he sido problemática en el trabajo,….”
-
¿¿¿Cómo???
¿Acaso yo sí lo he sido?
-
A la
vista está,…….
Aún no doy
crédito. Yo NUNCA he sido problemática en el trabajo, y lo puedo decir con la
boca bien grande y la cabeza bien alta, sin miedo de que nadie me calle.
Problemas en el
trabajo he tenido muchísimos y de todos los colores,…. Y como SIEMPRE, me ha
tocado luchar y tirar hacía adelante con esa fuerza que no sabes ni de donde
sale, pero que el instinto de supervivencia te hace desarrollar.
Mi primera
experiencia dura en el ámbito laboral la tuve con 25 años: Acababa de entrar a
trabajar en la promotora con la que luego pedí el traslado a la costa. Toda la
plantilla menos 2 éramos nuevas y con el día a día nos íbamos conociendo. El
ambiente era muy bueno e incluso lo pasábamos bien trabajando.
Yo notaba que
era por decirlo de alguna manera, la favorita de Carmelo, el jefe, pero tampoco
era que hiciese nada especial,… Simplemente era yo.
Durante aquella
etapa, conocí a mi todavía amiga Alba, que desde el minuto uno encajamos a la
perfección y nos volvimos inseparables. En nuestra primera visita a la
urbanización, Alba y yo lo pasamos tan bien y conocimos a tanta gente simpática
que nos encantó el lugar.
Pocas semanas
después comenzaron las ferias y el equipo debía dividirse para asistir a dos
diferentes que se celebraban a la vez. A Alba le tocaba ir a una cerca del
complejo (estando allí alojada) y a mí a la otra, en Madrid L
Nadie quería ir
con Alba, pero a mi me apetecía mucho, tanto el lugar como la compañía, así que
le pedimos a Carmelo ir las dos juntas. Aunque le costó dejarme ir, al final
cedió y nos mandó a las dos a trabajar juntas, pero parecía que nos fuésemos de
campamento J
La feria a la
que fuimos resultó ser un desastre; era en mitad de las fiestas y no solo no se
vendía nada, sino que además, había que aguantar a borrachos hasta altas horas
de la madrugada,…. En cambio en Madrid se estaban hinchando a vender.
En el fondo,
Alba y yo lo estábamos pasando tan bien, que no nos dolía apenas el no estar
vendiendo. Era como estar de vacaciones pagadas con una amiga.
Cada día,
Carmelo me llamaba por teléfono para preguntarme cómo estábamos. Me preguntaba
por las dos,…. Nunca llamó a Alba,….. Incluso alguna vez me soltó alguna de “Me
da pena que no estés aquí”, pero yo me hacía la tonta y hacía ver que él lo
decía para que yo también estuviese vendiendo, pero él siempre insistía. Yo no
quería perder el trabajo, así que lo dejaba correr y no le daba más bola,
aunque a veces, eso tampoco sirve.
Para entonces,
teníamos nuevas incorporaciones en la oficina; 4 nuevas chicas habían entrado a
trabajar y eran bastante simpáticas y buena gente. Todas,….. Menos una; Inés.
Al principio parecía una tía maja, pero resultó ser una lianta increíble,
además de que siempre que ella trabajaba, siempre te faltaba algo del bolso…..
En primavera tuvimos
nuestra primera convención y en ella conocimos al resto de compañeros de las
oficinas que había por toda España. Todo era nuevo y era muy entretenido el
ambiente que se creaba. En un momento que coincidí con Inés en el baño, esta se
acercó a mi y comenzamos a hablar (pura cortesía y compañerismo). Sus palabras
me dejaron perpleja: Decía que Carmelo la acosaba. Decía que recibía un montón
de llamadas de teléfono suyas y que cuando la pillaba a solas le tiraba
indirectas que le hacían sentirse muy incómoda.
Por primera vez
vi con otros ojos a Inés, estábamos de igual a igual, con la misma situación y
el mismo problema,….. “A mi me pasa lo mismo” le dije mientras le pasaba mi
brazo por su hombro. “Me lo temía. Ya hablaremos más tranquilas cuando haya
menos gente.” Añadió ella y a continuación salimos del baño y cambiamos la
actitud, la cara y la conversación para seguir con el ambiente de los demás.
Comenté con Alba
el suceso del baño,….. Y a ella no le gustó nada,…. Me hizo dudar tanto, que no
volví a coincidir con Inés en el resto del viaje para que no me volviese a
sacar el tema.
Durante nuestra
estancia en aquella feria, Alba y yo habíamos conocido a un chico del que nos
habíamos hecho muy amigas, Josu, así que durante la convención también quedamos
con él un rato. Entre las conversaciones surgió lo que me había dicho Inés, así
que Josu estaba un poco al tanto de la historia.
A la vuelta a
Bilbao, uno de los días que estaba trabajando, sólo éramos dos en la oficina y
casualmente la otra se había ido a por unos cafés, Carmelo me llamo a su
despacho. Al entrar me dijo que cerrase la puerta,… ¿Cerrar la puerta? Nunca
antes había visto esa puerta cerrada,…. Y una sensación parecida al miedo me
empezó a recorrer el cuerpo. Carmelo comenzó a hablar:
-
Deberías
tener cuidado con lo que vas diciendo por ahí. Yo entiendo que en tu fantasía
de 25 años te imagines cosas que no son o que no entiendas bien lo que se te
dice, pero hay que tener cuidado con las acusaciones que se hacen,….. Las cosas
pueden traer consecuencias y puede que no sean muy buenas para ti,….
-
¿¿Acusaciones??
Yo no he acusado a nadie….. – respondí en cuanto pude reaccionar.
-
Pues
tú verás. A mi me han confirmado varias personas que tú me has acusado de
acosador,….. Son varias contra ti sola,…..
-
Puedes
creer lo que quieras. Que sean varias no significa que no puedan mentir todas.
Yo no he ido a nadie con historias y en la única ocasión en la que he hablado
de ese tema, lo único que dije fue “A mi me pasa lo mismo”, así que imagínate lo que me dijeron antes y juzga tú
quien miente y quien dice la verdad,……
La conversación
quedó así y Carmelo, aunque no las tenía todas con él, me observaba todo el
tiempo como con ansia de saber si yo le había mentido.
Esa misma tarde,
casualmente, me llamó Josu por teléfono y le conté la “anécdota” como un
incidente más del día a día. Estaba segura de mi inocencia y eso me dejaba la
conciencia muy tranquila, pero Josu se enfadó mucho a escucharme lo que le
contaba. Le parecía terrible que aprovechándose de su posición de jefe, me
hubiese metido en el despacho para intimidarme y amenazarme.
Le pedí que no
le diese más importancia y le comenté que no creía que eso fuese a volver a
pasar,….
Al día siguiente
no me tocaba trabajar; el fin de semana había una feria y por eso el miércoles
me lo dieron como festivo. A media tarde me llamó Josu por teléfono, creía que
para preguntarme cómo estaba después de lo del día anterior,…..
-
Jajajajajaja,….
– Josu no paraba de reír – Aún me dura
la risa por lo que acabo de vivir en directo, jajajajajajajajaja,……
-
¿¿Qué
ha pasado?? ¿Qué has visto tan divertido?
-
He
estado presente en una conversación telefónica que han mantenido tu jefe y el
señor García sobre ti J
¿¿¿Cómo??? ¿Mi
jefe y el dueño de la empresa hablando de mí por teléfono?
-
Josu
cuéntame qué ha pasado, ¿porqué han hablado de mí? Me está entrando un miedo,……
-
No
tienes que tener ningún miedo. Lo que me contaste ayer no me gustó nada y no
podía dejar de darle vueltas, así que esta mañana, en cuanto he visto al señor
García (Josu era su entrenador personal), no lo he podido evitar y se lo he
contado. Él sabe quien eres y conoce muy bien a Carmelo, el cual no debe ser
trigo limpio, porque el señor García no ha dudado ni un momento que lo que tú
decías era la verdad. Por eso, me ha pedido que me quedase un rato después del
entrenamiento y delante de mí le ha llamado por teléfono.
-
¡¡Pero
Josu!! ¿Ahora cómo voy a ir a la oficina? Seguro que me vuelve a meter en el
despacho y me amenaza,…. O ¡¡me despide!!
-
No
tengas ningún miedo. Ahora estás súper protegida. El señor García le ha dicho
muy clarito que como le llegue la más mínima queja por tu parte, la próxima vez
no será tan comprensivo. Ahora eres tú
la que marca los tiempos con Carmelo, así que ya sabes, la cabeza bien alta y
si te pasa cualquier cosa, me llamas.
Por una parte me
sentía aliviada al ver que Josu estaba de mi parte, y más aún, al saber que el
señor García sabía lo que había pasado y también me apoyaba, pero por otra
parte, el miedo era inevitable: Carmelo era el jefe, dueño y señor de “sus
chicas” como a él le encantaba fardar, y a mi me costaba creer que no haría
nada para hundirme. Sobre todo tras saber que la noticia había trascendido
hasta el dueño de la empresa.
La nueva feria
comenzó y Carmelo estaba de lo más cortés conmigo,.. ¡¡Qué raro!! Pero mucho
mejor para mí. Josu me llamó varias veces para saber cómo me iba y se sentía
muy satisfecho de mi tranquilidad. Estaba tranquila aunque un poco sola,….. Se
había divulgado un bulo en aquella feria: El señor García y yo ¡¡éramos
amantes!! Por eso, lo mejor era no hablar conmigo o yo le iría con todos los
cuentos para que estuviese informado :P
Menos mal que siempre hay gente que se da cuenta de las verdades y una
compañera me informó de lo que se rumoreaba para que estuviese al tanto.
Incluso me vino bien; me ayudó a saber quien estaba conmigo y quien con
Carmelo.
Después de la
feria se abrían más puntos de venta en nuestra zona, así que había que romper
el grupo y desplazarse. Por supuesto que a mi me tocó uno de los peor
comunicados y con menos paso de gente,….. Pero era mejor eso que ver la cara de
Carmelo a diario J
En menos de un
mes, la empresa organizó lo que llamaron “Campaña de Verano”: Se trataba de
pasar el verano vendiendo a pie de obra. Carmelo me lo ofreció a mi la primera
y acepté sin pensármelo. Necesitaba alejarme de él, salir de aquel desierto
centro comercial y ganar dinero suficiente para poder dejar el trabajo y poder
mantenerme hasta encontrar otro. Además, me ofreció ser la responsable del
equipo, con lo cuál, ganaría más dinero.
A raíz de este
viaje conocí a Antonio y al final del verano solicité mi traslado al complejo.
La empresa no me
quería perder y me lo concedieron a pesar de haberlo solicitado
precipitadamente y casi a la fuerza: no podía soportar imaginarme de nuevo en
la misma oficina con Carmelo,…. Estaba dispuesta a dejar el trabajo tal y como
había decidido antes del verano, pero me lo impidieron para concederme lo
solicitado.
Después de este,
he tenido otros dos “grandes” problemas en el trabajo, pero esos “problemas”
tienen nombre y apellidos. Además, son personas dañinas que se han dedicado a
ponerse medallas a costa de los demás, sin escrúpulos de a quién y cómo
pisoteaban o hundían a alguien. Pero estás historias también son un poco largas
de contar, así que las dejaré para otro rato.
Con todo esto
puedo dar lugar a que cada uno saque sus conclusiones e incluso llegue a pensar
que los problemas los busco yo, pero tengo la certeza de que eso no es así.
Estas dos “personas” no sólo me han dado problemas a mí, sino a mucha más gente
de la que también puedo dar nombres y apellidos,….. Si no soy sólo yo sino un gran
grupo de gente ¿¿¿Soy yo de verdad la que busca los problemas???
Mi lema es “Vive
y deja vivir”, lo tengo muy claro:
¿¿Has tenido problemas?? MUCHOS
¿¿¿Has sido problemática??? NUNCA
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