miércoles, 28 de marzo de 2012

PROBLEMAS


-          No tengo ganas de líos. Yo nunca he sido problemática en el trabajo,….”
-          ¿¿¿Cómo??? ¿Acaso yo sí lo he sido?
-          A la vista está,…….

Aún no doy crédito. Yo NUNCA he sido problemática en el trabajo, y lo puedo decir con la boca bien grande y la cabeza bien alta, sin miedo de que nadie me calle.

Problemas en el trabajo he tenido muchísimos y de todos los colores,…. Y como SIEMPRE, me ha tocado luchar y tirar hacía adelante con esa fuerza que no sabes ni de donde sale, pero que el instinto de supervivencia te hace desarrollar.

Mi primera experiencia dura en el ámbito laboral la tuve con 25 años: Acababa de entrar a trabajar en la promotora con la que luego pedí el traslado a la costa. Toda la plantilla menos 2 éramos nuevas y con el día a día nos íbamos conociendo. El ambiente era muy bueno e incluso lo pasábamos bien trabajando.
Yo notaba que era por decirlo de alguna manera, la favorita de Carmelo, el jefe, pero tampoco era que hiciese nada especial,… Simplemente era yo.

Durante aquella etapa, conocí a mi todavía amiga Alba, que desde el minuto uno encajamos a la perfección y nos volvimos inseparables. En nuestra primera visita a la urbanización, Alba y yo lo pasamos tan bien y conocimos a tanta gente simpática que nos encantó el lugar.
Pocas semanas después comenzaron las ferias y el equipo debía dividirse para asistir a dos diferentes que se celebraban a la vez. A Alba le tocaba ir a una cerca del complejo (estando allí alojada) y a mí a la otra, en Madrid L
Nadie quería ir con Alba, pero a mi me apetecía mucho, tanto el lugar como la compañía, así que le pedimos a Carmelo ir las dos juntas. Aunque le costó dejarme ir, al final cedió y nos mandó a las dos a trabajar juntas, pero parecía que nos fuésemos de campamento J

La feria a la que fuimos resultó ser un desastre; era en mitad de las fiestas y no solo no se vendía nada, sino que además, había que aguantar a borrachos hasta altas horas de la madrugada,…. En cambio en Madrid se estaban hinchando a vender.
En el fondo, Alba y yo lo estábamos pasando tan bien, que no nos dolía apenas el no estar vendiendo. Era como estar de vacaciones pagadas con una amiga.

Cada día, Carmelo me llamaba por teléfono para preguntarme cómo estábamos. Me preguntaba por las dos,…. Nunca llamó a Alba,….. Incluso alguna vez me soltó alguna de “Me da pena que no estés aquí”, pero yo me hacía la tonta y hacía ver que él lo decía para que yo también estuviese vendiendo, pero él siempre insistía. Yo no quería perder el trabajo, así que lo dejaba correr y no le daba más bola, aunque a veces, eso tampoco sirve.

Para entonces, teníamos nuevas incorporaciones en la oficina; 4 nuevas chicas habían entrado a trabajar y eran bastante simpáticas y buena gente. Todas,….. Menos una; Inés. Al principio parecía una tía maja, pero resultó ser una lianta increíble, además de que siempre que ella trabajaba, siempre te faltaba algo del bolso…..

En primavera tuvimos nuestra primera convención y en ella conocimos al resto de compañeros de las oficinas que había por toda España. Todo era nuevo y era muy entretenido el ambiente que se creaba. En un momento que coincidí con Inés en el baño, esta se acercó a mi y comenzamos a hablar (pura cortesía y compañerismo). Sus palabras me dejaron perpleja: Decía que Carmelo la acosaba. Decía que recibía un montón de llamadas de teléfono suyas y que cuando la pillaba a solas le tiraba indirectas que le hacían sentirse muy incómoda.
Por primera vez vi con otros ojos a Inés, estábamos de igual a igual, con la misma situación y el mismo problema,….. “A mi me pasa lo mismo” le dije mientras le pasaba mi brazo por su hombro. “Me lo temía. Ya hablaremos más tranquilas cuando haya menos gente.” Añadió ella y a continuación salimos del baño y cambiamos la actitud, la cara y la conversación para seguir con el ambiente de los demás.



Comenté con Alba el suceso del baño,….. Y a ella no le gustó nada,…. Me hizo dudar tanto, que no volví a coincidir con Inés en el resto del viaje para que no me volviese a sacar el tema.

Durante nuestra estancia en aquella feria, Alba y yo habíamos conocido a un chico del que nos habíamos hecho muy amigas, Josu, así que durante la convención también quedamos con él un rato. Entre las conversaciones surgió lo que me había dicho Inés, así que Josu estaba un poco al tanto de la historia.

A la vuelta a Bilbao, uno de los días que estaba trabajando, sólo éramos dos en la oficina y casualmente la otra se había ido a por unos cafés, Carmelo me llamo a su despacho. Al entrar me dijo que cerrase la puerta,… ¿Cerrar la puerta? Nunca antes había visto esa puerta cerrada,…. Y una sensación parecida al miedo me empezó a recorrer el cuerpo. Carmelo comenzó a hablar:

-          Deberías tener cuidado con lo que vas diciendo por ahí. Yo entiendo que en tu fantasía de 25 años te imagines cosas que no son o que no entiendas bien lo que se te dice, pero hay que tener cuidado con las acusaciones que se hacen,….. Las cosas pueden traer consecuencias y puede que no sean muy buenas para ti,….
-          ¿¿Acusaciones?? Yo no he acusado a nadie….. – respondí en cuanto pude reaccionar.
-          Pues tú verás. A mi me han confirmado varias personas que tú me has acusado de acosador,….. Son varias contra ti sola,…..
-          Puedes creer lo que quieras. Que sean varias no significa que no puedan mentir todas. Yo no he ido a nadie con historias y en la única ocasión en la que he hablado de ese tema, lo único que dije fue “A mi me pasa lo mismo”, así que imagínate lo que me dijeron antes y juzga tú quien miente y quien dice la verdad,……

La conversación quedó así y Carmelo, aunque no las tenía todas con él, me observaba todo el tiempo como con ansia de saber si yo le había mentido.
Esa misma tarde, casualmente, me llamó Josu por teléfono y le conté la “anécdota” como un incidente más del día a día. Estaba segura de mi inocencia y eso me dejaba la conciencia muy tranquila, pero Josu se enfadó mucho a escucharme lo que le contaba. Le parecía terrible que aprovechándose de su posición de jefe, me hubiese metido en el despacho para intimidarme y amenazarme.
Le pedí que no le diese más importancia y le comenté que no creía que eso fuese a volver a pasar,….

Al día siguiente no me tocaba trabajar; el fin de semana había una feria y por eso el miércoles me lo dieron como festivo. A media tarde me llamó Josu por teléfono, creía que para preguntarme cómo estaba después de lo del día anterior,…..

-          Jajajajajaja,…. – Josu  no paraba de reír – Aún me dura la risa por lo que acabo de vivir en directo, jajajajajajajajaja,……
-          ¿¿Qué ha pasado?? ¿Qué has visto tan divertido?
-          He estado presente en una conversación telefónica que han mantenido tu jefe y el señor García sobre ti J

¿¿¿Cómo??? ¿Mi jefe y el dueño de la empresa hablando de mí por teléfono?

-          Josu cuéntame qué ha pasado, ¿porqué han hablado de mí? Me está entrando un miedo,……
-          No tienes que tener ningún miedo. Lo que me contaste ayer no me gustó nada y no podía dejar de darle vueltas, así que esta mañana, en cuanto he visto al señor García (Josu era su entrenador personal), no lo he podido evitar y se lo he contado. Él sabe quien eres y conoce muy bien a Carmelo, el cual no debe ser trigo limpio, porque el señor García no ha dudado ni un momento que lo que tú decías era la verdad. Por eso, me ha pedido que me quedase un rato después del entrenamiento y delante de mí le ha llamado por teléfono.
-          ¡¡Pero Josu!! ¿Ahora cómo voy a ir a la oficina? Seguro que me vuelve a meter en el despacho y me amenaza,…. O ¡¡me despide!!
-          No tengas ningún miedo. Ahora estás súper protegida. El señor García le ha dicho muy clarito que como le llegue la más mínima queja por tu parte, la próxima vez no será tan comprensivo.  Ahora eres tú la que marca los tiempos con Carmelo, así que ya sabes, la cabeza bien alta y si te pasa cualquier cosa, me llamas.



Por una parte me sentía aliviada al ver que Josu estaba de mi parte, y más aún, al saber que el señor García sabía lo que había pasado y también me apoyaba, pero por otra parte, el miedo era inevitable: Carmelo era el jefe, dueño y señor de “sus chicas” como a él le encantaba fardar, y a mi me costaba creer que no haría nada para hundirme. Sobre todo tras saber que la noticia había trascendido hasta el dueño de la empresa.

La nueva feria comenzó y Carmelo estaba de lo más cortés conmigo,.. ¡¡Qué raro!! Pero mucho mejor para mí. Josu me llamó varias veces para saber cómo me iba y se sentía muy satisfecho de mi tranquilidad. Estaba tranquila aunque un poco sola,….. Se había divulgado un bulo en aquella feria: El señor García y yo ¡¡éramos amantes!! Por eso, lo mejor era no hablar conmigo o yo le iría con todos los cuentos para que estuviese informado :P  Menos mal que siempre hay gente que se da cuenta de las verdades y una compañera me informó de lo que se rumoreaba para que estuviese al tanto. Incluso me vino bien; me ayudó a saber quien estaba conmigo y quien con Carmelo.

Después de la feria se abrían más puntos de venta en nuestra zona, así que había que romper el grupo y desplazarse. Por supuesto que a mi me tocó uno de los peor comunicados y con menos paso de gente,….. Pero era mejor eso que ver la cara de Carmelo a diario J

En menos de un mes, la empresa organizó lo que llamaron “Campaña de Verano”: Se trataba de pasar el verano vendiendo a pie de obra. Carmelo me lo ofreció a mi la primera y acepté sin pensármelo. Necesitaba alejarme de él, salir de aquel desierto centro comercial y ganar dinero suficiente para poder dejar el trabajo y poder mantenerme hasta encontrar otro. Además, me ofreció ser la responsable del equipo, con lo cuál, ganaría más dinero.

A raíz de este viaje conocí a Antonio y al final del verano solicité mi traslado al complejo.

La empresa no me quería perder y me lo concedieron a pesar de haberlo solicitado precipitadamente y casi a la fuerza: no podía soportar imaginarme de nuevo en la misma oficina con Carmelo,…. Estaba dispuesta a dejar el trabajo tal y como había decidido antes del verano, pero me lo impidieron para concederme lo solicitado.

Después de este, he tenido otros dos “grandes” problemas en el trabajo, pero esos “problemas” tienen nombre y apellidos. Además, son personas dañinas que se han dedicado a ponerse medallas a costa de los demás, sin escrúpulos de a quién y cómo pisoteaban o hundían a alguien. Pero estás historias también son un poco largas de contar, así que las dejaré para otro rato.

Con todo esto puedo dar lugar a que cada uno saque sus conclusiones e incluso llegue a pensar que los problemas los busco yo, pero tengo la certeza de que eso no es así. Estas dos “personas” no sólo me han dado problemas a mí, sino a mucha más gente de la que también puedo dar nombres y apellidos,….. Si no soy sólo yo sino un gran grupo de gente ¿¿¿Soy yo de verdad la que busca los problemas???
Mi lema es “Vive y deja vivir”, lo tengo muy claro:

¿¿Has tenido problemas?? MUCHOS
¿¿¿Has sido problemática??? NUNCA

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