jueves, 19 de enero de 2012

MI HISTORIA

Hoy 15 de enero, hace ya un año que me di cuenta que era alguien importante para mí. Lo que sentía era muy fuerte; me sentía pletórica, emocionada, llena de vida, renovada, ilusionada,..... En fin, FELIZ.
Aquella soleada mañana de enero presagiaba una maravillosa experiencia llena de emociones y risas. Todo salía espontáneo y las horas pasaron en un instante. Eso también era un presagio de lo que sucedería después.
Ya nos habíamos conocido antes, en aquella fiesta en la que comenzamos a hablar y no podíamos parar de reír con cada uno de los comentarios que hacíamos. Salí de aquella discoteca sin poder parar de decirle a mi amiga Maider lo bien que me había caído, lo genial que me había parecido y las risas que con él me había echado. Quince días después volvimos a coincidir, esta vez por casualidad; una charla divertida y una invitación para volver a vernos, ¿qué más se puede pedir?
En aquella "cita", por llamarlo de alguna manera, ya que yo iba con dos amigas y él estaba en su trabajo, fue cuando me di cuenta de que lo que sentía por él era más que admiración; me gustaba mucho más de lo que pensaba. Por la tarde en casa mientras veía las fotos, la sonrisa de mi cara era tan intensa que me dolía la mandíbula, pero mi gesto no podía cambiar.
Me daba mucha rabia pensar que sería muy difícil coincidir de nuevo con él, ya que las circunstancias en las que nos habíamos visto las otras veces ya no se daban. No se me ocurría qué hacer para contactar con él, además tampoco creía que él tuviese ningún interés más en mí que el de amistad y quizá ni eso.

Habían pasado 2 días desde la "experiencia" y cuando llegue por la tarde al trabajo entré en internet, al cargarse Google (mi gran amigo que tanto me enseña), estaba abstraída y me quede mirando fijamente la pantalla, entonces leí "Gmail" y recordé que mi cuenta la usaba sólo para las notificaciones de Facebook y el resto de basura que nos llega habitualmente al correo, hacía meses que no la había mirado y seguro que estaba a rebosar, así que entré.

Cuál fue mi sorpresa cuando al mirar la bandeja de entrada encontré un email de él.  ¡¡No puede ser!! Rápidamente lo abrí, sólo decía: "Hola soy Joseba, ¿es este tu email?". No me lo podía creer, me estaba buscando el que yo quería que lo hiciese. Era él, el hombre biónico contactaba conmigo ¡¡¡Yuuuuuuuuuuuuuuupiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!

Pasamos 2 días enteros enviándonos emails y chateando. Aquella sensación era maravillosa, me hacía sentir tan bien que no podía parar y si no había mensaje, lo extrañaba. Tras horas de charla, risas y flirteo, quedamos para vernos ¡¡Por fin!! Quedamos en que cuando yo saliese de trabajar él pasaría a buscarme. A las 8, cuando acababa de trabajar, me llamo para decirme que se iba a retrasar unos minutos pero que le esperase. ¡¡Claaaaaaaaaro!! ¿Cómo no te voy a esperar? Me quede fuera de la tienda sentada en el muro del escaparate. Mientras escribía un sms apareció. Le dije que esperase un segundo que ya terminaba con el sms. Lo envíe, me levante y me acerqué a él para darle los dos besos de rigor de saludo. En ese instante, me cogió en volandas y me dio un besazo de esos de película que me dejó sin aliento. Mi sonrisa no pudo dejar de estar presente durante el resto de la velada. Estuvimos tomando algo y charlando de nosotros para conocernos. Al irnos se ofreció a llevarme a casa en moto. "Uhmmmm, en moto, abrazados,....." pensé y rápidamente acepté.

El paseo en moto fue maravilloso, pero cuando me dejó en el portal de casa, la despedida fue aún mejor. Me había prometido buscar mi tatuaje e intentar borrarlo, pero mi tatuaje no está muy a la vista, así que le había retado a encontrarlo. En ese momento que me dejo en casa, momento evidente de despedida, me acordé del reto y se lo dije. Sin dudarlo ni un segundo, fue directo al tatoo y me dio uno de sus besazos. "Uhmmmm, ¡¡me encanta!!". No sé cómo averiguo el lugar exacto pero él dice que tenía clarísimo dónde tenía que mirar.....

Cuando entre en casa estaba pletórica, hasta que después de una conversación con mi ama me hizo dudar de algo que había dado por hecho ¿Y si no era soltero?

Decidí preguntárselo y así salir de dudas y la respuesta oscureció un poco la brillante velada que acababa de disfrutar. Me decía que sí tenía pareja, pero que estaban pasando un mal momento, y que me lo decía por que prefería no mentirme. El hecho de que no me mintiese le dio puntos a favor pero ¿qué tenía que hacer? Quedamos al día siguiente para hablar del tema y me dijo que me respondería a todas las preguntas que necesitase para quedarme tranquila.

Al día siguiente quedamos y charlamos durante toda la hora de comer. No aclaramos mucho, pero lo que me quedaron claro fueron 2 cosas; tenía pareja desde hacía casi 20 años y pasaban una mala época, pero también me hacía sentir muy bien cuando estaba con él. Sólo la forma en que me miraba, me acariciaba y me besaba, hacía que mi vida fuera maravillosa, nada me preocupaba, nada me molestaba. Los ratos de reflexión eran peores; ¿Qué estás haciendo? ¿No te das cuenta de dónde te estás metiendo?

El destino es caprichoso y años después me había puesto en una situación como la que yo había vivido, pero justo en el lado opuesto. Esta vez era yo la que estaba inmiscuyéndose en una relación. ¿Cómo puede dar la vida tantas vueltas?
Durante todo el día pasaba dándole vueltas al tema y a cada rato, mis reflexiones eran diferentes, mis razonamientos iban cada vez hacia un lado opuesto,.... A pesar de ello, no me privaba de seguir en contacto por chat y por email. Me encantaba leer lo que me escribía, además, nuestras conversaciones eran muy intensas a la par que divertidas. El tiempo pasaba volando cuando estábamos juntos, aunque sólo fuese a través de palabras escritas.

El día siguiente había llegado y yo aún no sabía muy bien lo que iba a hacer. Pasé todo el día pensando, reflexionando, leyéndole,..... Pero seguí sin saber qué hacer. Había quedado con él el sábado para comer y pasar el resto del día juntos, pero ¿de verdad quería meterme en este lío?

El sábado me levanté muy temprano para llevar a mi amiga a la estación de tren. Cuando volví al coche lo vi claro; "No te metas en jardines que luego a quien van a podar es a ti" y "No hagas lo que no quieres que te hagan" fueron las cosas que me vinieron a la cabeza, así que antes de ir a casa le mande un sms diciéndole que mejor no quedábamos, que no quería meterle en líos y que era mejor así. Cuando llegué a casa y me disponía a arreglarme para ir a trabajar, comenzó a sonar el teléfono. Era él. 

No podía responder. Todos en casa dormían y si me ponía a hablar les despertaría, así que cortaba la llamada, pero volvía a sonar. Finalmente dejó de sonar y me llegó un sms. El mensaje decía "No creas que esto se va a terminar con un puto sms. Me importas más de lo que crees y si me quiero complicar la vida, es cosa mía". Le contesté al sms diciéndole lo que pasaba y que si quería, podíamos hablar por el chat. Así lo hicimos y tras conversar cerca de una hora decidimos quedar y charlar sobre todo aquello que tanto me preocupaba.

Durante los siguientes días nos vimos prácticamente todos. Quedábamos un rato a mediodía, o por la noche, o a mediodía y por la noche,.... Me encantaba sentirme cómo él me hacía sentir y renunciar a esa sensación es muy difícil, casi imposible. Esos abrazos con sus brazos biónicos, esas horas y horas de conversación y risas, esa sensación constante de estar en la gloria, esos eternos besos llenos de pasión, esas delicadas caricias,.... ¿Qué más se podía pedir salvo que eso no acabase nunca? Pero a veces los deseos son imposibles.... Miriam, su pareja, volvía de viaje el jueves, el mismo día que él trabajaba, por lo que nuestro último día era el miércoles. 

Él insistía en que no era el último día. Decía que no sabía lo que sentiría cuando volviese a verla, pero que estaba seguro de que a mi quería seguir viéndome. Preguntaba una y otra vez cuándo quedaríamos de nuevo y yo, muerta de ganas por hacerlo, no sabía ya que excusa ponerle para no hacerlo. En un momento de lucidez (o eso creí yo en ese momento), se me ocurrió la forma de aceptar quedar con él y que resultase imposible: el sábado era su cumpleaños, así que le propondría quedar ese día. A mi era el que mejor me venía y él no podría ausentarse en esa fecha. Bien, me equivoqué.

El viernes me arrepentí de haberle comprometido a quedar conmigo el día de su cumpleaños. ¿Cómo iba a pasar todo el día conmigo sin que nadie sospechase? Era demasiada responsabilidad para mí que tenía mi cabeza demasiado liada. En una de nuestras conversaciones le dije que no se preocupase, que si no podía quedar conmigo lo entendía y no me iba a enfadar, pero su respuesta fue contundente, y como no, maravillosa: "Quiero que sepas lo que me importas y así espero demostrártelo." Esas palabras me calaron muy hondo. Yo no estaba acostumbrada a que me dijesen eso, ni a las demostraciones de ese tipo. Era suficiente como para seguir adentrándome en el jardín.

El día de su cumpleaños fue uno de los momentos inolvidables. Pasamos todo el día juntos y lo aprovechamos a tope, tanto que, como ya era habitual, se pasó en un suspiro. Fuimos al parque de Cabárceno y aunque en todo el día no paró de llover, para mi fue un día brillante. Por la tarde fuimos a pasar el resto del día a Santander y después de cenar pasamos por un piso que tiene allí para recoger unas cosas. Ese piso fue testigo de nuestra primera vez. Fue uno de los momentos que tanto estábamos esperando y por fin había llegado. A pesar de nuestra edad y nuestro deseo latente, parecíamos dos adolescentes nerviosos y con miedo de no cubrir las expectativas del otro. Pero fue increíble.

Todo aquello que sentíamos, todo aquello que nos habíamos confesado, todo aquello que nos había llevado hasta allí, junto para vivir un intenso momento. Lamentablemente, después venía "La despedida". No tenía mucho sentido que aquello siguiese hacia delante cuando cada uno teníamos ya nuestra vida, además en su caso, había otra persona a tener en cuenta. Pasamos todo el camino de vuelta ambos llorando y sin apenas mediar palabra. Fue muy angustioso, pero el remolino de sentimientos que tenía en ese momento no me dejaba decir nada,...... Y supongo que a él tampoco. Decidimos que la mejor manera de que "se nos pasase" lo que sentíamos, era no tener más contacto hasta que lo hubiésemos superado. ¡¡Qué ingenuos!!

Al día siguiente, después de ver que estuvo conectado durante todo el día y no hablar con él, no soportaba más seguir viendo el puntito verde y no hablarle. "Tú tampoco puedes desconectar ¿verdad?", "No, mientras sepa que estás ahí. Internet sin ti es una mierda". Tras un ratito de charla quedamos en mantenernos firmes con nuestra decisión de no mantener el contacto. A pesar de ello, frases como "Sabía que me ibas a cambiar la vida, y así ha sido" o "Estar contigo siempre es lo mejor del día", me dejaban un maravilloso sabor de boca.

Habían pasado sólo 3 días y la sensación de ansiedad y vacío eran un peso que no lograba quitarme de encima. A mitad de aquella lluviosa mañana me llamo mi amiga, la misma que había ido a llevar al tren aquel sábado bien temprano. Por aquel entonces, ella ya estaba viviendo en mi casa, con la promesa de pagarme los gastos y cuando encontrase un trabajo comenzar a pagarme un alquiler que me serviría para poderme desahogar un poco en mi situación económica. Aquellos 3 días había visto más vehículos y uniformes como el de él que en toda mi vida, así que mientras hablaba con mi amiga apenas me sorprendió ver un vehículo más y se lo comenté a ella por teléfono en un amago de risa. En menos de un minuto sentí como se abría la puerta de la tienda. Cuando levanté la vista no podía creer que lo que estaba viendo fuese real: Allí estaba él. Empapado por la lluvia, con su uniforme, delante de mi. No pude ni levantarme de la impresión y menos cuando se acercó y me dijo: "Ya sé que no podíamos vernos, pero tengo que besarte. Lo siento, necesitaba besarte.". Y en una situación de película como esa, no cabía otra cosa que un beso de película. Tras el beso, quería decir tantas cosas,...... Pero al final no fui capaz de articular ni una. "Es que no me dices nada" me recriminó él tras no haberle respondido en el chat. "¿Qué quieres que te diga?" le respondí, aún impresionada por la situación. "No digas nada, sólo bésame".  La sonrisa y la felicidad que ese momento me provoco me duraron para el resto del día.

A partir de ese momento el seguir en contacto fue inevitable. Hablábamos casi todos los días por el chat. En cuanto podía se acercaba a mi trabajo a verme un ratito. El día que trabajaba, me llamaba por teléfono y hablábamos durante horas. A veces me molestaba no poder pasar más tiempo con él, o no salir de fiesta los fines de semana los dos juntos. Un sábado de carnaval, a media noche le envíe un sms: "A pesar de la distancia, siempre te siento junto a mi". Me sentía con ganas de hacerlo  lo hice, aunque sentí un poco de chasco cuando comprobé que no me respondía hasta la mañana siguiente, así que al día siguiente se lo dije cuando chateamos. Me dijo que le había encantado leerlo y además saber que yo estaba pensando en él, pero que lo había visto muy tarde y por eso no lo había hecho hasta el día siguiente. Bromeando, le dije que estaba claro que ya pasaba de mí definitivamente, y como tantas otras veces, sus palabras me dejaron callada y esbozando una de mis mejores sonrisas:

  - Está claro,...... ¡¡pasas de mi!! Ya es definitivo, jejejejejejejejejejeje
  - Eso es; me acuesto pensando en ti, por que contigo no puedo. No duermo y de paso pienso en ti y cuando me levanto, lo primero que hago es mandarte un mensaje por que me acuerdo de ti. Así que esa es la conclusión, paso de ti. Eres un lince, TONTITA ;-)

Todo lo que sentía me hacia desear cada vez más que lo que quería era estar con él, ser yo la persona a la que dedicase todas esos abrazos y caricias que a mi me encantaban y tan bien me hacían sentir. Cada momento con él era mejor, pero cada vez pasaba más rápido, a la vez que para él, cada vez era más difícil encontrar un momento disponible para mí. Hasta que un día exploté y le dije que eligiese, que yo ya no aguantaba más la situación y que tendría que tomar una decisión. Quedó en hacerlo y darme una respuesta cuando lo hubiese decido.

La sonrisa y los nervios volvieron cuando por la tarde, al terminar de trabajar me lo encontré en la puerta esperándome mientras esbozaba una de esas sonrisas que a mi tanto me gustaban. Es muy bonito escuchar cuando alguien te dice que contigo le resulta fácil sonreír y que con solo pensar en mí sale solo. Creyó en mi filosofía de los 21 días y le estaba funcionando. Allí estaba yo, nerviosa perdida a la par que ilusionada; pensaba que esa sonrisa me daría la noticia que tanto esperaba...... Pero de nuevo me equivoqué.

Vino para decirme que no podía tomar una decisión. Que todo era muy confuso para él y que nunca pensó verse en una situación como en la que estaba en ese momento. Hablamos durante unas 3 angustiosas horas y lo pasé fatal al pensar que no iba a volver a sentir todo lo que había sentido con él. ¿Por qué cuando me sucede lo que deseo se acaba tan rápido? Supongo que el destino lo decidió así. La frase que marcó aquel amargo momento fue cuando me dijo: "Como no sé lo que hacer, he decidido no decidir" a lo que siguió por mi parte un contundente "Si decides no decidir, ya estás decidiendo. Así que sin más dilación, con una patada en el culo, "la rubita" se va para su casa."

Estaba muy apenada, pero a pesar de ello, tenía una sensación agridulce: era angustioso el momento del fin, pero lo que habíamos hablado y lo que había sentido que él sentía, me hacía ver que todo era real. No me había engañado, no estaba camelándome, todo lo que me decía, realmente lo sentía...... Y eso era precioso. 

Pasé 4 nuevos días de ansiedad y mal rollo leyendo los mensajes que me escribía. Cada día me dedicaba parte de su tiempo a escribirme frases preciosas, dedicarme canciones y abrazos, pero yo no le respondía. Hasta que el quinto día volví a cometer el "pecado" de volver a hablarle. Pasamos varias horas al teléfono y todo volvía a ser igual; las coincidencias, las risas, los sentimientos,..... ¿Cómo podía ser que en lugares diferentes y sin comunicación hiciésemos, pensásemos y sintiésemos lo mismo? Esa es nuestra MAGIA. No sabemos el motivo, pero cuando sientes el impulso y lo haces, prácticamente no hay una vez en la que el otro no haya hecho, pensado o sentido. Eso es conexión y no el WiFi, jejejeejejejejejejeje......

Como no podía ser de otra manera, seguíamos quedando para vernos, aunque mucho menos de lo que a mi me hubiese gustado. Cada vez era más complicado buscar esos momentos, pero al menos un día a la semana podíamos vernos, y el resto estábamos en contacto por internet.

A los 2 meses, a mediados de marzo, yo ya estaba de nuevo un poco harta de sólo tener un pequeño espacio en su agenda y a pesar de ello tenerle siempre en mi cabeza. Así que tuvimos una nueva charla, de esas contundentes en las que tomas decisiones. Me contó que Miriam se iba a ir de viaje durante al menos un mes y que le diese de margen hasta entonces. Me dijo que cuando se fuese aprovecharíamos para poder estar juntos, poder conocernos más y sobre todo, disfrutar. Fue difícil esperar, pero lo hice, ya que en ese intervalo de tiempo seguimos viéndonos e incluso me fui de fiesta con él y sus compañeros de trabajo tras una cena que tuvieron. Aquella noche fue increíble y aunque estuvimos juntos hasta las 12.30 del mediodía, como siempre, el tiempo voló en un suspiro.

Y por fin llegó el esperado día: ella se iba. Había pasado las dos semanas anteriores pensando lo que podíamos hacer para poder estar el mayor tiempo posible juntos, pero las opciones eran casi nulas. Finalmente, mi amiga Maider me solucionó el problema en un tris. Me prestaba su casa todos los fines de semana del mes de abril. ¡¡Genial!! Así podíamos estar los fines de semana completos los dos juntos y solos. Nunca podré devolverle un favor así a Maider, es uno de los gestos más desinteresados que han tenido conmigo en mi vida y eso no se olvida nunca.

2 comentarios:

  1. Seguro que Maider tuvo ese gesto contigo, xq le gusta verte feliz, y en ese momento era lo que necesitabas.

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    1. Estoy segura. Además eso me demuestra que ella sí es una amiga ;)
      Bss Brujita ;)

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